En 1916, Alemania emprende la construcción de una nueva flota de submarinos, en Brujas. Durante la construcción de uno de ellos, el UB-65, dos accidentes se produjeron. Una viga se deslizó y aplastó a dos hombres. Posteriormente, un escape de gases tóxicos asfixió a tres obreros. Estos dos acontecimientos que parecían simples accidentes, fueron sólo el principio de algo más grande.
En el momento de su primera salida en mar, uno de los hombres de la tripulación se suicidó. Poco tiempo después de, en el transcurso de un ejercicio de inmersión, los mandos se bloquearon y nada funcionaba. El submarino quedó inmóvil 12 horas, sumergido en el fondo del mar. Pasadas esas 12 horas y cuando casi no quedaba aire para respirar dentro del submarino, sin explicación ninguna la nave respondió de nuevos a los mandos. La tripulación salvó la vida in extremis.
Durante un abastecimiento del submarino con vistas a su primera misión de operaciones, un torpedo explotó súbitamente, matando en el acto a 6 marineros. Durante esas operaciones, una noche en el cuarto de vigilancia, dos marineros aterrados fueron a hablar con el oficial al mando para contarle que habían visto al lugarteniente, fallecido en la explosión del torpedo. Le habían visto subir a bordo y dirigirse hacia la proa de la nave. Sin explicación el fantasma se paró, se volvió y se quedó observándoles de brazos cruzados, mirándoles muy fijamente.
Dos días más tarde, el fantasma reapareció de nuevo en el submarino alemán UB-65. Esta vez el comandante de la nave también vio al espectro. Le envió un informe al almirante Schroeder que ordenó una investigación. Para tranquilizar a la tripulación, el submarino fue exorcizado, pero las apariciones del fantasma continuaron apareciendo. De hecho, en la siguiente misión del UB-65 un tripulante se suicidó y el primer maquinista estuvo a punto de perder su vida en un inexplicable accidente. El comandante pidió el traslado y toda la tripulación fue cambiada. La nueva tripulación embarcó en junio de 1918 para una misión en el Canal de la Mancha.
El 10 de julio de 1918, el comandante de un submarino americano, el L-2, en patrulla, percibió por el periscopio un submarino alemán en la superficie. Estaba inmóvil, sin signo de vida sobre el puente. el comandante americano dio la orden de acercarse, creyendo que se trataba de los restos de un submarino. Vio entonces la silueta de un hombre, con los brazos cruzados, en el submarino UB-65. Iba a atacar al submarino pero antes de enviar ningún torpedo, sin explicación ninguna, el UB-65 explotó de repente y se hundió. A bordo de él habían 34 oficiales y hombres de tripulación.
La investigación prosiguió después de la guerra pero ningún nuevo elemento pudo explicar lo que había pasado.
Barcos fantasma: Submarino UB-65. Historias de barcos fantasma
En 1916, Alemania emprende la construcción de una nueva flota de submarinos, en Brujas. Durante la construcción de uno de ellos, el UB-65, dos accidentes se
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2020-05-18
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